En este espacio, vecinos y vecinas acceden a talleres, capacitaciones en oficios, actividades recreativas y acompañamiento social. Más que un edificio, la Casa representa un verdadero motor para el desarrollo comunitario, donde cada persona encuentra herramientas para proyectar un mejor futuro.
A lo largo de los años, cientos de vecinos se formaron, fortalecieron sus vínculos y recuperaron la esperanza de salir adelante. Las historias que nacen en este lugar reflejan el valor de contar con un Estado presente, que acompaña y apuesta al crecimiento de cada barrio.
La Casa de Desarrollo Humano de Salas, de Lagomarsino, es un claro ejemplo de cómo las políticas públicas bien pensadas pueden transformar la realidad de una comunidad, generando inclusión, dignidad y oportunidades reales.