Como respuesta a los crecientes hechos de inseguridad, un grupo de vecinos de la localidad de Ciudad Evita, en el partido bonaerense de La Matanza, implementó una medida tan rudimentaria como polémica: el cierre parcial de calles con barreras caseras, para impedir el ingreso de vehículos sospechosos y frenar los robos automotores, una de las modalidades más frecuentes en la zona.
Los bloqueos improvisados consisten en pilotes de hierro, barriles, maderas y hasta cables, colocados estratégicamente en esquinas como José María Bevilacqua y La Tacuara, y El Cisne y El Tala, entre otras. La intención, según quienes impulsaron la medida, es frenar el paso de motos y autos durante determinados horarios, como una forma de “autoprotección barrial”.
Sin embargo, la iniciativa generó un fuerte rechazo por parte de otros vecinos del barrio, que no solo cuestionaron la ilegalidad del cierre de calles, sino que advirtieron sobre los riesgos que implica ante emergencias: ambulancias, bomberos o patrulleros podrían ver limitada su capacidad de acceso en caso de urgencia.
En redes sociales y grupos de WhatsApp del barrio, muchos expresaron su malestar:
“¿Quién te creés que sos para disponer de la vía pública a tu voluntad?”
“Si quieren vivir en un barrio cerrado, que se muden a uno”.
“¿Y si se prende fuego una casa? ¿Cómo entra la autobomba?”.
“Esto solo perjudica al resto de los vecinos”.
La controversia deja al descubierto la creciente preocupación por la seguridad y la falta de respuestas oficiales, pero también pone en debate los límites de la acción vecinal cuando se trata del uso del espacio público y la convivencia en comunidad.